domingo, 16 de septiembre de 2012

ROMPIENDO EL MIEDO A LAS OPORTUNIDADES DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO


Cuando era estudiante de economía (no quiero ni imaginar cuántos ufff! habrá generado ese comentario), y revisábamos el comportamiento del PBI en nuestra economía, las gráficas eran literalmente una montaña rusa, pero la caída sin aliento y con el estómago a la mitad, se iniciaba en 1986 (primer gobierno de nuestro híperinflado ex presidente) y una tímida mejora en 1992 (primer gobierno del ex presidente Nikkei); pero nuevamente se presentaba la montaña rusa, digna del país del sol naciente.

Sin embargo, hoy en día con cierta frecuencia suelo decir en clase, que nuestra economía mantiene un crecimiento sostenido desde el año 2001 con crecimientos promedio del 6%. Algo que realmente me hace sentir feliz y dibuja una sonrisa en mi rostro, por los efectos positivos que esto ha generado.

Uno de esos efectos positivos, es la oportunidad que se presenta en el aspecto laboral; el crecimiento económico premia a la mano de obra calificada, la guerra entre las empresas por contar con el personal idóneo, se traslada en el ámbito económico y todos felices…perdón! pero mi formación de economista nuevamente me pone en el rol de aguafiestas!.

¿Realmente “todos” aprovechan las oportunidades laborales del crecimiento económico? Acaso no hemos escuchado: ¿Por qué me voy arriesgar?, ¿aquí estoy bastante bien?, ya me he ganado un puesto!, sería comenzar de cero!, etc. felizmente la economía nos lanza el salvavidas…

ECONOMÍA AL RESCATE!

Cuando uno escucha esos comentarios, queremos recomendar la visita a un loquero y no le damos la oportunidad a la economía, sin embargo el economista DANIEL KAHNEMAN diagnosticaría inmediatamente que son víctimas de “La teoría del efecto de certidumbre”, lo que nos explica esta teoría es una irracional preferencia por mantener lo que tienes antes que cambiarlo…entonces viene a nuestra mente la típica frase: “más vale malo conocido, que bueno por conocer”.

Aprovechar estas oportunidades son parte de nuestra vida, no sabemos (y se los digo por las innumerables veces que he visto nuestro electrocardiograma de crecimiento económico) si tendremos un comportamiento similar. Puede ser que nos equivoquemos, pero el riesgo a un error no justifica la pasividad, demostremos sin miedo que “todos somos economistas”.

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