Cuando era estudiante de economía
(no quiero ni imaginar cuántos ufff! habrá generado ese comentario), y revisábamos
el comportamiento del PBI en nuestra economía, las gráficas eran literalmente
una montaña rusa, pero la caída sin aliento y con el estómago a la mitad, se
iniciaba en 1986 (primer gobierno de nuestro híperinflado ex presidente) y una
tímida mejora en 1992 (primer gobierno del ex presidente Nikkei); pero nuevamente
se presentaba la montaña rusa, digna del país del sol naciente.
Sin embargo, hoy en día con
cierta frecuencia suelo decir en clase, que nuestra economía mantiene un
crecimiento sostenido desde el año 2001 con crecimientos promedio del 6%. Algo que
realmente me hace sentir feliz y dibuja una sonrisa en mi rostro, por los
efectos positivos que esto ha generado.
Uno de esos efectos positivos,
es la oportunidad que se presenta en el aspecto laboral; el crecimiento
económico premia a la mano de obra calificada, la guerra entre las empresas por
contar con el personal idóneo, se traslada en el ámbito económico y todos
felices…perdón! pero mi formación de economista nuevamente me pone en el rol de
aguafiestas!.
¿Realmente “todos” aprovechan las
oportunidades laborales del crecimiento económico? Acaso no hemos escuchado:
¿Por qué me voy arriesgar?, ¿aquí estoy bastante bien?, ya me he ganado un
puesto!, sería comenzar de cero!, etc. felizmente la economía nos lanza el
salvavidas…
ECONOMÍA AL RESCATE!
Cuando uno escucha esos
comentarios, queremos recomendar la visita a un loquero y no le damos la
oportunidad a la economía, sin embargo el economista DANIEL KAHNEMAN diagnosticaría inmediatamente
que son víctimas de “La teoría del efecto
de certidumbre”, lo que nos explica esta teoría es una irracional
preferencia por mantener lo que tienes antes que cambiarlo…entonces viene a
nuestra mente la típica frase: “más vale
malo conocido, que bueno por conocer”.
Aprovechar estas oportunidades
son parte de nuestra vida, no sabemos (y se los digo por las innumerables veces
que he visto nuestro electrocardiograma de crecimiento económico) si tendremos un
comportamiento similar. Puede ser que nos equivoquemos, pero el riesgo a un
error no justifica la pasividad, demostremos sin miedo que “todos somos economistas”.