Obviamente no revelaré el nombre de mi amiga quien habló de sapos y príncipes y aportó el nombre del blog de hoy…para ser sinceros es casi un plagio de su frase célebre.
Ahora estoy intentando darle un enfoque distinto y no tan melancólico, pero para ser sincero no fue un momento agradable, mi amiga incógnita se encontraba bastante triste, su mirada extraviada y el rostro cariacontecido, resumiendo la escena, había perdido su brillo natural…bueno imagínense el grado de desesperación y la poca disponibilidad de sus más cercanos compañeros que, ¡recurrió a un economista!.
Fue inevitable preguntarle que la tenía tan triste, pero la respuesta era evidente, sin embargo no fue la respuesta a mi pregunta lo primero que me dijo, ella inicio la conversación pidiéndome que no responda el teléfono…su tristeza hizo que ponga mi celular en opción silencio y ponerlo boca bajo en la mesa (así evitaba la tentación de ver la pantalla iluminarse).
En menos de 5 minutos me había enterado de toda su relación de 8 meses (eso admiro de las mujeres, el poder de recordación de los detalles y la velocidad de sus palabras) y obviamente su corazón destrozado quería escuchar algo que mitigue ese terrible sentimiento.
QUERIDA ECONOMÍA DIME QUE DECIR EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS
Mientras el triste desenlace de la relación llegaba a su fin, mi mente desesperada ya buscaba que consejo iba a decir, y la tenía tan en blanco como toalla de hotel 5 estrellas.
Entonces me dije…la economía te dará una mano y recordé La teoría de la experimentación óptima (no encontré al creador de la misma), lo que nos dice esta teoría es que nuestra búsqueda del bien predilecto será incansable hasta encontrarlo y estaremos dispuestos a enfrentarnos a muchas decepciones.
Obviamente no le hizo mucha gracia mi teoría, pero cuando le pregunté ¿cuánto estaría dispuesta a sacrificar por encontrar al acompañante de toda la vida?…al menos dibujó una tímida sonrisa y dijo TODO.
Parece sencilla la teoría, pero muchas veces el sentimiento y la ilusión hacen que el sapo tenga apariencia de príncipe, o tal vez realmente lo sea. Hagamos las cosas sencillas, si nos rompen el corazón era un sapo y si aún no lo hacen tal vez se convierta en príncipe con un primer último beso en el altar…ese pensamiento pragmático hace que “todos seamos economistas”.