sábado, 25 de agosto de 2012

CUANDO BESAS SAPOS BUSCANDO EL PRINCIPE AZUL

Obviamente no revelaré el nombre de mi amiga quien habló de sapos y príncipes y aportó el nombre del blog de hoy…para ser sinceros es casi un plagio de su frase célebre.
Ahora estoy intentando darle un enfoque distinto y no tan melancólico, pero para ser sincero no fue un momento agradable, mi amiga incógnita se encontraba bastante triste, su mirada extraviada y el rostro cariacontecido, resumiendo la escena, había perdido su brillo natural…bueno imagínense el grado de desesperación y la poca disponibilidad de sus más cercanos compañeros que, ¡recurrió a un economista!.
Fue inevitable preguntarle que la tenía tan triste, pero la respuesta era evidente, sin embargo no fue la respuesta a mi pregunta lo primero que me dijo, ella inicio la conversación pidiéndome que no responda el teléfono…su tristeza hizo que ponga mi celular en opción silencio y ponerlo boca bajo en la mesa (así evitaba la tentación de ver la pantalla iluminarse).
En menos de 5 minutos me había enterado de toda su relación de 8 meses (eso admiro de las mujeres, el poder de recordación de los detalles y la velocidad de sus palabras) y obviamente su corazón destrozado quería escuchar algo que mitigue ese terrible sentimiento.
QUERIDA ECONOMÍA DIME QUE DECIR EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS
Mientras el triste desenlace de la relación llegaba a su fin, mi mente desesperada ya buscaba que consejo iba a decir, y la tenía tan en blanco como toalla de hotel 5 estrellas.
Entonces me dije…la economía te dará una mano y recordé La teoría de la experimentación óptima (no encontré al creador de la misma), lo que nos dice esta teoría es que nuestra búsqueda del bien predilecto será incansable hasta encontrarlo y estaremos dispuestos a enfrentarnos a muchas decepciones.
Obviamente no le hizo mucha gracia mi teoría, pero cuando le pregunté ¿cuánto estaría dispuesta a sacrificar por encontrar al acompañante de toda la vida?…al menos dibujó una tímida sonrisa y dijo TODO.
Parece sencilla la teoría, pero muchas veces el sentimiento y la ilusión hacen que el sapo tenga apariencia de príncipe, o tal vez realmente lo sea. Hagamos las cosas sencillas, si nos rompen el corazón era un sapo y si aún no lo hacen tal vez se convierta en príncipe con un primer último beso en el altar…ese pensamiento pragmático hace que “todos seamos economistas”.

sábado, 18 de agosto de 2012

WORKAHOLIC CON TEORÍA ECONÓMICA

Esta semana regresé al dictado de clase y había olvidado lo complicado que era llegar a tu destino en las primeras horas de la mañana…la primera complicación se da cuando suena la alarma del despertador (con esta confesión estoy aceptando mi longevidad, ahora la mayoría usa su celular), la cama tibia, el abrigador cubrecama y la infaltable manta polar en estos días de invierno complican aún más la decisión…la segunda complicación enfrentarte a la ducha cuando los primeros rayo de luz aún ni se asoman, regulando la temperatura, con un tímido contacto con la mano y una vez que se confirma adecuada (tan caliente como para una taza de té) la confianza vuelve a nosotros y todo lo demás se vuelve más sencillo.
La peor parte está por venir…enfrentarte al estresante tráfico limeño, todos los choferes con cara de pocos amigos, los paraderos con gente madrugadora y extremadamente abrigada, y el infaltable personaje con tabla de madera en la mano persiguiendo a los cobradores de las combis y micros, gritando códigos que sólo ellos entienden (Goku va sopa y el rosa plachado!), al menos esos matices nos sacan una sonrisa tímida.
Creo que ya es momento de abarcar el tema de hoy…hace algún tiempo atrás en muchos de los semáforos, recibimos de manera gratuita (cada vez es menos frecuente usar este término) nuestro PUBLIMETRO, hoy viernes no fue la excepción y como el tráfico de Lima te permite leerlo sin complicaciones (si mi ruta fuese por Javier Prado en hora punta termino de resolver el crucigrama gigante de El Comercio) me interesó el artículo que hablaba de la adicción al trabajo, viene con test incluido, cuyo resultado final confirmaba mis sospechas, reforzada por las horas de trabajo que se vieron incrementadas en las últimas semanas.
¡AHORA LE TOCA A LA ECONOMIA HACER SU TRABAJO!
Para no sentirme mal con el resultado del test, busqué en la teoría económica la excusa perfecta…entonces el tridente de economistas GEORGE STIGLER, GARY BECKER y KEVIN MURPHY se hizo presente con su teoría de la adicción racional.
Lo que nos dice esta teoría es: “la racionalidad del agente económico se deriva del cálculo maximizador que se encuentra orientado a un mayor esfuerzo y consumo futuro, pero basado en las preferencias estables del presente”.
Y ¿cómo se aplica esta teoría en un workaholic como yo? (no sean tímidos, acepten que ustedes también lo son)...simple, la dependencia a esta actividad, crece continuamente, incluso a sabiendas que su aporte a la utilidad futura será claramente negativa, sino pregúntele a sus familiares, amigos y pareja para que vean los ceños fruncidos y las palabras irrepetibles...Sin embargo para nosotros la maximización del beneficio es simple, porque nosotros racionalmente valoramos más el bienestar presente que los perjuicios futuros, que son 100% impredecibles.
Entonces nuestra racionalidad  de elección adictiva, hace que todos los workaholic seamos economistas”.

viernes, 10 de agosto de 2012

JUGANDO MIS CARTAS ECONOMICAS EN EL TRABAJO

Una de las eternas preocupaciones cuando nos encontramos inmersos en una competencia laboral y en busca del crecimiento profesional, es saber qué cartas jugar, qué acciones realizar y cómo ganarse esa oportunidad (por ahora no me encuentro en esa etapa, ahora soy mi propio jefe y no pienso ascenderme).
¡Ojo! sólo para evitar alguna mala interpretación, cualquier actividad, hecho, acción, etc. que nosotros hagamos, si no viene acompañado de una sólida formación profesional, no reflejará ningún buen resultado…bueno dejo mi papel del hermano Pablo y su mensaje a la conciencia (muchos de mis alumnos no tienen idea quién es…por favor pregunten a sus padres) para ver que hace la economía por nosotros.
Tal vez la carta más utilizada es demostrar compromiso sacrificando mis horarios…me refiero a la típica “voy a ser el primero en llegar y el último en irme” esa tal vez sea una de las cartas con mayor riesgo, tus largas horas en la oficina podría interpretarse como ineficiente, o que sucede si llegas 30 minutos antes de tu horario de ingreso y ya encuentras un compañero en la oficina, recordemos que no existe premio por llegar segundo; tal vez el irte al último disminuya los riesgos de error, pero si tus compañeros descubren tu estrategia, lo único que lograrás es encarecerla porque alguno estaría presto a utilizarla.
¿Y LA ECONOMÍA…ESTA EN SU HORA DE REFRIGERIO?
De ninguna manera…este juego al que nosotros muchas veces nos vemos tentados a utilizar, la economía lo conoce como la teoría de la información asimétrica, cuyos grandes aportes le valieron el premio nobel de economía en 1996 a WILLIAM VICKREY.
La teoría se aplica cuando uno de los agentes que interviene en la transacción, no cuenta con la misma información que la otra y conduce a un fallo de mercado.
Y en este juego sucede lo mismo, para nuestra buena suerte lo que arriesgamos es esfuerzo, no dinero; pero el lado opuesto de la moneda es que siempre la información privilegiada no está de tu lado, la tiene tu jefe, ya que es el único que sabe quién será el elegido; además si eres el primero en llegar y el último en irte, la rentabilidad de tu jefe se verá incrementada y tus costos aumentados, es importante que tomes también en cuenta que si no tienes la exclusividad de la estrategia, el éxito dependerá de las reservas de energía de tu competencia y del nivel de tolerancia de sus parejas.
En conclusión, este juego tiene más riesgos que beneficios, entonces descartémosla de nuestra lista y demostremos que “todos somos economistas”.

viernes, 3 de agosto de 2012

EL GRITO SILENCIOSO DEL AMOR

Muchas veces a nosotros los economistas, espero que mis colegas firmen lo que voy a decir, nos ven como figuras distantes, demasiado racionales, que creen conocer el precio de todo y a la vez el valor de nada…más aún tratándose de temas relacionados al corazón; pero este viernes, inundado por un sentimiento especial voy a tocar el fascinante mundo del amor.
Por ejemplo: ¿cuántos de nosotros en más de una oportunidad hemos ahogado en nuestras gargantas un desesperado grito de amor?, las razones y causas pueden ser muchas, pero el resultado es el mismo…llevar ese amor en silencio.
Nos conformamos con miradas cómplices, “involuntarios” contactos, conversaciones prolongadas, y esas canciones cuyas letras parecen haber sido escritas para ti, que en complicidad con el destino las escuchas en todos lados y a toda hora, y pueden dibujar sonrisas o rostros tristes.
Más de uno ya se habrá preguntado ¿estoy en el Blog todos somos economistas o el Blog del amor?...tranquilos que aquí viene la teoría económica.
¿POR QUÉ CALLAMOS ESTE SENTIMIENTO?…LA ECONOMÍA TIENE LA CULPA!
Tal vez la teoría que voy a utilizar para explicar este silencio, sea la más conocida gracias a una producción de Hollywood y su película “Una Mente Brillante”…estoy hablando de La teoría del equilibrio de Nash, que le valió ganar a JOHN F. NASH el premio nobel de economía en 1994 (ya se dieron cuenta que los economistas somos buenos para crear teorías pero pésimos para ponerles nombre).
Pero, qué nos dice el equilibrio de Nash de manera sencilla: “que cuando están involucrados dos o más agentes económicos, ninguno puede maximizar sus beneficios con un cambio unilateral de estrategia”.
En nuestro caso sucede lo mismo, en primer lugar para que exista el silencio del corazón hay más de un involucrado que calla o prefiere callar; lo más probable, es que ambos quieran reflejar sus sentimientos como un libro abierto, pero una declaración de amor a los cuatro vientos, expresaría un conocimiento sin barreras y pondrías en riesgo tu título de “mejor amiga(o)”; en otro de los casos, si expresas tu amor, te harías acreedor de las miradas inquisidoras de nuestra sociedad hipócrita que no entiende lo que a veces escoge el corazón.
En segundo lugar, ninguno toma la decisión de cambiar la estrategia de manera unilateral, porque no garantiza la maximización de sus beneficios y prefieren hacer caso omiso del grito de amor ahogado en la garganta, y utilizan la ambigüedad del mero conocimiento mutuo.
Así jugamos nuestras cartas, así llevamos nuestros sentimientos…entonces cómo no decir que “todos somos economistas”.